En Lima, Cristina juega con la fantasía de confrontar la inocencia de hijos pequeños con los desafíos de vivir en la ciudad de Lima: una caótica mega urbe latinoamericana con cerca de 9 millones de habitantes. En cada espacio público esculturas hiperrealistas de sus hijos interactuaban con transeúntes y comerciantes de las zonas más transitadas de Lima. Esta exhibición en la galería 80m2 de Lima estaba compuesta por las esculturas y registros en video y fotografía de acciones realizadas en calles y avenidas de la ciudad.

 En palabras de Cristina:

Son cuatro versiones de un niño, a veces acompañado, que se entrega, se protege, se escapa, y se enfrenta a La Horrible. Son 5 piezas que arrullo y carajeo para procurarles solapadamente el desamparo necesario para que sobrevivan (sin mi).